sábado, 12 de março de 2011

Fernando Pessoa



Fernando António Nogueira Pessoa (Lisboa, 13 de junio de 1888 — Lisboa, 30 de noviembre de 1935), más conocido como Fernando Pessoa, es uno de los mayores poetas y escritores de la lengua portuguesa y de la literatura europea.

Tuvo una vida discreta, centrada en el periodismo, la publicidad, el comercio y, principalmente, la literatura, en la que se desdobló en varias personalidades conocidas como heterónimos.

De día Pessoa se ganaba la vida como traductor. Por la noche escribía poesía.

(...)

Fernando Pessoa es sin duda alguna el poeta portugués más importante del siglo XX. Afirmó que el poeta era "un fingidor" de sí mismo. y toda su obra se concibe como un "drama en gente" en que dialogan diversas voces o heterónimos (equivalentes a los "apócrifos" de Antonio Machado) que representan diferentes cosmovisiones.

Sobre Fernando Pessoa el poeta y nobel mexicano de Literatura Octavio Paz dijo que "los poetas no tienen biografía; su obra es una biografía" y que en el caso de Pessoa "nada en su vida es sorprendente, nada excepto sus poemas". El crítico literario estadounidense Harold Bloom lo consideró en su libro The Western Canon ("El canon occidental") el más representativo poeta del siglo XX, junto al chileno Pablo Neruda.

Con motivo de la conmemoración de su nacimiento en 1988 su cuerpo fue trasladado al Monasterio de los Jerónimos, confirmando el reconocimiento que no tuvo en vida.

(Extracto extraído de Wikipedia)




(...)

Algunos de los heterónimos utilizados por el poeta portugués fueron: Ricardo Reis, Alberto Caeiro, Álvaro de Campos y Bernardo Soares. En el siguiente enlace podéis encontrar una relación de las obras conocidas de Fernando Pessoa y sus heterónimos. (Selección de obras)

Ésto propició que Pessoa acabara dejando una descomunal obra inédita -a parte de la conocida- que todavía suscita análisis y controversias.

Pessoa fue uno de esos escritores que hablan dejando muda a la gente.

(...)

Su poesía más propia, tal vez, del ensayo, repiquetea mensajera de la trascendencia. Poesía de fácil lectura al tiempo que abre muchos caminos de pensamiento. A veces, la verdad es difícil, duele o, simplemente, cuesta de digerir. Esto es algo que Fernando Pessoa demostró siempre con sus escritos. Como glopes de martillo (símil nietzscheano) que retumaban en nuestra conciencia y desnuda la realidad hasta los límites de la postmodernidad, lo inalcanzable del infinito y lo engañoso del constructo cultural y sensorial. Hombre de carácter abierto pero aficionado al ocultismo, parece danzar al ditirambo cuan duende mitológico mostrando verdades poco soportables de la levedad de la existencia.

“Todo lo que hago o medito
queda siempre en la mitad.
Querer, quiero el infinito;
al hacer, nada es verdad.”


Estamos ante un gran experto en quitarnos velos de la mirada postrera a una cultura amañada. Estamos sin quererlo ante el discurso veraz de no sólo una existencia, sino muchas más, que enriquecen la propia. Nos topamos en la literatura con un poeta que deja en paños menores aquello que siempre hemos pensado, sin posibilidad alguno de encontrar paño o toalla con la que volver a cubrirlos.Ambiguo; cuerdo y sensato, lleno de locura; pasional y frío racional; Fernando Pessoa o Álvaro de Campos, Bernardo Soares o Alberto Caeiro… Todos uno, y de cada uno lo suyo.

“Un mar en que trozos lentos
De un mar entero se ven…
¿Deseos o pensamientos?
No lo sé y lo sé muy bien.”

in RUPCULTURA, Fernando Pessoa, Diciembre, 2010, por Letrasamontinadas, http://rupcultura.wordpress.com/2010/12/19/fernando-pessoa/






Autopsicografía

El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
Que hasta finge que es dolor
El dolor que de veras siente.

Y quienes leen lo que escribe,
Sienten, en el dolor leído,
No los dos que el poeta vive
Sino aquél que no han tenido.

Y así va por su camino,
Distrayendo a la razón,
Ese tren sin real destino
Que se llama corazón.



En la gran oscilación...

En la gran oscilación
Entre creer y no creer,
El corazón se trastorna
Lleno de nada saber

Y, ajeno a lo que sabía
Por no saber lo que es,
Sólo un instante le cabe
Que es el conocer la fe-

Fe que los astros conocen
Porque es la araña que está
En la tela que ellos tejen,
Y es vida que había ya.



Poema XXIX (**)

No soy igual en lo que digo y escribo.
Cambio, pero no cambio mucho.
El color de las flores no es el mismo bajo el sol
que cuando una nube pasa
o cuando entra la noche
y las flores son color de sombra.
Pero quien mira ve bien que son las mismas flores.
Por eso cuando parezco no estar de acuerdo conmigo
fijaros bien en mí:
si estaba vuelto para la derecha
me volví ahora para la izquierda,
pero soy siempre yo, asentado sobre los mismos pies.
El mismo siempre, gracias al cielo y a la tierra
y a mis ojos y oídos atentos
y a mi clara sencillez de alma.


(**) De heterónimo Alberto Caeiro


Si muero pronto (**)

Si muero pronto,
Sin poder publicar ningún libro,
Sin ver la cara que tienen mis versos en letras de molde,
Ruego, si se afligen a causa de esto,
Que no se aflijan.
Si ocurre, era lo justo.

Aunque nadie imprima mis versos,
Si fueron bellos, tendrán hermosura.
Y si son bellos, serán publicados:
Las raíces viven soterradas
Pero las flores al aire libre y a la vista.
Así tiene que ser y nadie ha de impedirlo.
Si muero pronto, oigan esto:
No fui sino un niño que jugaba.
Fui idólatra como el sol y el agua,
Una religión que sólo los hombres ignoran.
Fui feliz porque no pedía nada
Ni nada busqué.
Y no encontré nada
Salvo que la palabra explicación no explica nada.

Mi deseo fue estar al sol o bajo la lluvia.
Al sol cuando había sol,
Cuando llovía bajo la lluvia
(Y nunca de otro modo),
Sentir calor y frío y viento
Y no ir más lejos.

Quise una vez, pensé que me amarían.
No me quisieron.
La única razón del desamor:
Así tenía que ser.

Me consolé en el sol y en la lluvia.

Me senté otra vez a la puerta de mi casa.
El campo, al fin de cuentas, no es tan verde
Para los que son amados como para los que no lo son:
Sentir es distraerse.


(**) De heterónimo Alberto Caeiros

Versión de Octavio Paz



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