sexta-feira, 30 de dezembro de 2016

FILOSOFIA: UNA RESPONSABILIDAD CÓSMICA
























Jasmina Sopova
CORREU DE LA UNESCO 2007 - número 9


La filosofía puede agudizar el sentido crítico, tal es la enseñanza principal que surge de este dossier del Correo de la UNESCO publicado con motivo del Día Mundial de la Filosofía (15 de noviembre). Ocho filósofos contemporáneos, de sensibilidades y culturas diferentes, nos brindan sus reflexiones sobre el papel de la filosofía en el mundo de hoy.
Se rebelan contra los dogmatismos y los discursos manipuladores. Se inquietan ante la intolerancia y el aumento de los fanatismos. Nos recuerdan que también somos primates y que ante todo deberíamos ocuparnos de nuestro planeta. Y preconizan una filosofía que no se contente con permanecer acantonada en el ámbito de lo verbal.
“No creo en absoluto en lo que hoy día da en llamarse corrientemente muerte de la filosofía”, escribía en 1972 el filósofo francés Jacques Derrida. Tampoco lo creen los filósofos que se expresan en nuestra publicación. Pero también reconocen que la filosofía no tiene el impacto que podría tener en nuestra sociedad y que los filósofos son, en parte, responsables de ello. ¿Cómo podrían remediarlo? “Evitando hablar de manera obtusa, vaga e incomprensible, dejando de lado a ciertos amantes de lógicas sectarias que gozan quedando y reproduciéndose intelectualmente entre ellos en forma incestuosa”, propone Michel Onfray (Francia), un filósofo que tiene los pies bien plantados en la tierra.
No será Jostein Gaarder (Noruega) quien lo contradiga, pues preconiza una filosofía que pueda ayudarnos a redactar el manual de instrucciones para timonear la nave espacial Tierra. “La filosofía no es nada más ni nada menos que el elogio de la conciencia humana”, afirma. “¿No es acaso entonces deber del filósofo ser el primero en defenderla contra su aniquilación?” Aquí, el autor de El mundo de Sofía, nos previene: “Somos la primera generación en afectar el clima del planeta y sin duda la última en no tener que pagar por ello un precio muy elevado”.
En cuanto a la filósofa turca Ioanna Kuçuradi, ella explora el terreno del verbo para denunciar cierta confusión semántica reinante en especial en el discurso político. Kuçuradi se interesa por el término “valor” que define como un cajón de sastre y precisa: “En una época en la que la búsqueda de sentido lleva a los individuos a transformarse en bombas humanas, se espera también de los filósofos que estatuyan sobre el concepto de valor y sobre los conceptos relacionados con los valores éticos”.
“Es raro que los dictadores opriman a toda la población”, comprueba Peter J. King (Reino Unido). “Persuaden, en efecto, a una fracción de la misma a colaborar en oprimir al resto, y lo hacen generalmente con argumentos falaces y con tesis mediocres pero seductoras”. Otro filósofo más que quiere disipar la bruma verbal hecha de ilogismos primarios y supercherías.
“En los países sometidos a regímenes autoritarios, incluso depredadores”, insiste Mohammed Arkoun (Argelia), “el regreso a la religión traduce la búsqueda de un refugio”. Arkoun constata que la religiosidad progresa también en las sociedades más ricas, acarreando la marginalización del pensamiento y la cultura filosóficas.
Debemos abolir la autoridad de la religión sobre la moral y admitir que no somos infalibles. No impongamos nuestras costumbres como universales, como leyes universales: sólo así podremos establecer un diálogo que nos permita evitar los conflictos, añade Kwasi Wiredu Ghana).
Woo-Tak Kee asiente: “Hay un límite para el papel que la religión y la política pueden desempeñar en la resolución de los conflictos que oponen las culturas humanas. Corresponde a los filósofos proponer soluciones”, escribe este filósofo surcoreano que lanza aquí un debate sobre la universalidad de la filosofía o, en otros términos, una filosofía que busque la universalidad en el seno de la diversidad cultural.
Es precisamente la diversidad de nuestros modos de vida que condiciona el humor, opina M. E. Orellana Benado (Chile), quien toma el partido de abordar la cuestión de la filosofía desde el ángulo de la risa: “El mundo de los hombres es fundamentalmente absurdo”, dice. “Por eso, ser capaces de extraer los aspectos cómicos de esta incongruencia y reconocerlos cuando se presentan ante nosotros nos ayuda a sobrevivir”.
Además de este dossier, el Correo propone dos retrospectivas: una que reproduce entrevistas publicadas por nuestra revista, "El rincón de los filósofos", y otra consagrada a los "Filósofos celebrados por la UNESCO".

© UNESCO/Aleksandar Džoni-Šopov
Una responsibilidad cósmica.





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