El romántico Palacio da Pena - Sintra - Portugal
El joven príncipe Fernando II se enamoró de la zona de Sintra paseando con su esposa, María II de Portugal, y tanto le gustó esta montaña boscosa en medio de la llanura que en 1836 decidió empezar la construcción de un palacio único que les serviría de residencia de verano.
La construcción fue lenta y costosa, como en cualquier obra de gran envergadura, pero además en el Palacio da Pena (Palacio Nacional de la Peña) conjugaron varios estilos arquitectónicos, todos muy neo: neo-gótico, neo-manuelino, neo-islámico y neo-renacentista.
Tantos estilos unidos crean un palacio muy peculiar, que parece una casa de muñecas por sus coloridos muros, y no se sabe muy bien si sus muros y torreones cumplen una función defensiva o solo estética.
El joven príncipe Fernando II se enamoró de la zona de Sintra paseando con su esposa, María II de Portugal, y tanto le gustó esta montaña boscosa en medio de la llanura que en 1836 decidió empezar la construcción de un palacio único que les serviría de residencia de verano.
La construcción fue lenta y costosa, como en cualquier obra de gran envergadura, pero además en el Palacio da Pena (Palacio Nacional de la Peña) conjugaron varios estilos arquitectónicos, todos muy neo: neo-gótico, neo-manuelino, neo-islámico y neo-renacentista.
Tantos estilos unidos crean un palacio muy peculiar, que parece una casa de muñecas por sus coloridos muros, y no se sabe muy bien si sus muros y torreones cumplen una función defensiva o solo estética.
Lo que si queda claro es que el Palacio da Pena es bonito, muy bonito, y luce espectacular sobre el pequeño pueblo de Sintra. Desde el palacio las vistas son impresionantes, con kilómetros y kilómetros de visibilidad que nos permiten ver desde el océano Atlántico hasta Lisboa y la desembocadura del Tajo. Todo un privilegio del que seguro disfrutarían los ilustres inquilinos del palacio.
Como pasa con cualquier palacio real, este tiene que ir acompañado de unos buenos jardines, y el Palacio da Pena no iba a ser menos, contando con un magnífico jardín inglés donde se combinan numerosos árboles únicos traídos de todas las partes del mundo con varios estanques y pequeños edificios de descanso. Todo un lujo por el que esta obligado a pasar el visitante, pues es imprescindible cruzar los jardines para llegar hasta la puerta del Palacio da Pena, y así empezar la visita al interior del palacio.
Esta visita es bastante rápida, y en ella nos mostrarán diferentes estancias del interior, bien decoradas y bonitas, pero que no causan tanto impacto como el exterior del palacio, que es lo verdaderamente peculiar. Si nos apetece andar un poco, podemos acercarnos al Castelo dos Mouros (Castillo de Sintra), una antigua fortaleza del S. IX que comparte la misma montaña que el Palacio da Pena. Aunque solo se conserven sus muros, las vistas desde este castillo también deben de ser espectaculares, aunque no tuve tiempo a acercarme y comprobarlo personalmente.
El Palacio da Pena fue declarado monumento Patrimonio de la Humanidad en 1995, por lo que su visita es imprescindible si nos encontramos en Lisboa, desde la que podemos llegar al Palacio en transporte público en menos de una hora. Para visitar el Palacio da Pena hay que ir con ganas de caminar un poco, y sobre todo ir pronto para encontrar sitio donde aparcar. Lo que está asegurado es que disfrutaremos del monumento.