Próxima a Lisboa, encontramos la histórica ciudad de Evora, capital del distrito de mismo nombre, en la parte interior de Portugal. Declarada patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, sus reminiscencias de las culturas romanas y moras te están esperando.
La pequeña ciudad de Évora, situada en la llanura del Alentejo y rodeada de murallas, es una atractiva muestra de la arquitectura romana, medieval y clásica. Fue durante mucho tiempo el lugar de residencia de los reyes, y mostró su fervor alzando iglesias, monasterios y capillas. Descúbrelas perdiéndote por sus encantadoras callejuelas. Se aconseja salir desde la catedral hacia la calle rua 5 Outubro, que lleva a la praça do Giraldo, la plaza principal con preciosas arcadas de inspiración morisca.
Évora es una ciudad, sin duda, llena de magníficos monumentos que nos cuentan su historia desde sus orígenes en época de la ocupación romana hasta nuestros días. Bautizada por los romanos como Ebora Cerealis debido a su ubicación en pleno campo cerealista, hoy en día sígue conservando su aspecto, y representa un punto excelente para comenzar a conocer la región interior de Alentejo. Évora se convirtió es esta época en un cruce de caminos, todo un referente y así son testigo de ello en la actualidad sus calles, una red enrevesada de calles y plazas. En esta época se construyó la parte más antigua de la ciudad, mantenida y reformada en siglos posteriores por Visigodos y árabes. Apenas se conservan restos de toda la construcción romana de la ciudad. Podemos, no obstante, todavía visitar las famosas Porta da Moura y el aqueduto da Agua da Prata.
Para acceder al corazón de la ciudad hay que atravesar tres muros que la limitan:
- A cerca velha: De época romana, en el corazón de la ciudad.
- A cerca nova: Del siglo XIV con unos 4.000 metros de perímetro y de la que se conserva casi todo el cuadrante noroccidental.
- A cerca novissima: De construcción en el S. XVII, la más reciente y exterior de las tres, con gruesos muros poligonales.
Pero Évora no es sólo un conjunto de muros. Su importancia empezó a hacerse patente cuando algunos monarcas del país, escogieron esta ciudad como lugar para establecer su residencia habitual tras la ocupación sarracena. Así nos encontramos con que en la Edad Media esta ciudad empezó a cobrar mucha importancia, así lo demuestra, por ejemplo, su catedral dedicada a Santa María, que data de los S. XII y XIII. La Edad Media supuso una época en la que esta ciudad era punto de encuentro de muchos artistas de renombre, haciendo que gran parte de lo que conservamos hoy en día pertenezca a esta época.
Los principales atractivos de esta ciudad son:
- La Catedral: La Sé de Evora es uno de los principales monumentos de la ciudad. Con un estilo afrancesado, recuerda a mitad una iglesia, mitad una fortaleza. Su torre alberga el museo de arte sacro de la ciudad.
- Templo de Diana: De la época romana conservamos parte de este templo del S. II con una docena de columnas corintias con basa y capiteles de mármol de Estremoz.
- Monasterio dos loios: Este monasterio sirve como posada hoy en día. Podrás alojarte en alguna de las habitaciones habilitadas para los huéspedes o tomarte una copa en el antiguo claustro.
- Iglesia de Sao Joao: Al lado del monasterio, destaca por su estilo gótico-manuelino y los azulejos tan característicos del país que cubren sus muros.
- Iglesia de Sao Francisco: Se diferencia de otras iglesias por su pórtico con arcos de estilo mudéjar. Alberga 12 capillas y un vía crucis de azulejos en su Sala Capitular dignos de ver. Pero lo más destacado, sin duda, es la Capilla dos Ossos, denominada así porque en portugués osso es hueso, y esta capilla está decorada con miles de calaveras y huesos del S. XVI.
Évora te ofrece un viaje por las diferentes civilizaciones que pasaron por el país lusitano a través del testimonio que dejaron con sus diferentes obras. Tan sólo recorriendo esta ciudad podrás hacerte una idea de la influencia que han tenido estas culturas sobre Portugal.
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