Un gladiador era un combatiente armado que entretenía el público en la Antigua Roma en confrontaciones violentas y mortales contra otros gladiadores, contra animales o contra condenados a muerte. La mayoría de los gladiadores eran criminales condenados, esclavos o prisioneros de guerra, aunque algunos eran hombres libres, los cuales perdían, si eran ciudadanos romanos, sus derechos cívicos. Los primeros combates de gladiadores en Roma están documentados en el 264 A.C. y obtuvieron inmediatamente gran éxito entre el pueblo.
Dependiendo por su manera y forma de combatir existían varias clases de gladiadores: mirmillón, tracio, etc. El nombre con el que eran conocidos dependía de si llevaban cascos, o de la forma del mismo, escudo, espada o red, o incluso la habilidad que poseían para la lucha.
El combate se dividía en varias partes, e iba desde el momento en que atravesaban la ciudad mientras se dirigían al anfiteatro, hasta que se declaraba victorioso uno de los gladiadores y era premiado con palmas, coronas adornadas de cintas y, en los tiempos del Imperio, una cantidad de dinero.
El filósofo Lucio Annea Séneca nos dejó un texto donde nos muestra su consternación ante la estéril y sangrienta matanza de gladiadores en el circo romano:
Lucio Annea SénecaPor casualidad, a mediodía asistí a una exhibición, esperando un poco de diversión, unos chistes, relajarme... Pero salió todo lo contrario... Estos peleadores de mediodía salen sin ningún tipo de armadura, se exponen sin defensa a los golpes, y ninguno golpea en vano... Por la mañana echan los hombres a los leones; al mediodía se los echan a los espectadores. La multitud exige que el victorioso que ha matado a sus contrincantes se encare al hombre que, a su vez, lo matará, y el último victorioso lo reservan para otra masacre. Esta clase de evento toma lugar estando casi vacías las gradas... Al hombre, sagrado para el hombre, lo matan por diversión y risas.
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