quinta-feira, 7 de julho de 2016

MEDICOS SIN FRONTERAS




QUIÉNES SOMOS

Somos una organización de acción médico-humanitaria: asistimos a personas amenazadas por conflictos armados, violencia, epidemias o enfermedades olvidadas, desastres naturales y exclusión de la atención médica. La acción humanitaria es un gesto solidario de sociedad civil a sociedad civil, de persona a persona, cuya finalidad es preservar la vida y aliviar el sufrimiento de otros seres humanos: esta es nuestra razón de ser.
Gracias a la independencia financiera que nos otorgan nuestros cinco millones de socios en todo el mundo, nosotros decidimos a quién atendemos y cómo, y nuestro único interés es el de las poblaciones a las que asistimos. Con el fin de mejorar su situación, también podemos prestar testimonio para denunciar las situaciones que presenciamos. Pero no aspiramos a transformar una sociedad, sino a permitirle superar un periodo crítico: nuestro objetivo son las personas, no los Estados. Por este motivo, nuestras intervenciones son limitadas en el tiempo.






CUÁNDO INTERVENIMOS

Millones de personas viven en una emergencia cotidiana, sometidas a conflictos armados, violencia y desplazamiento, a enfermedades endémicas y epidémicas, a desastres naturales, y a la exclusión de la atención sanitaria. Estas personas reciben una asistencia muy escasa y la mayor parte de sus necesidades más urgentes quedan sin respuesta: estas situaciones generan un enorme sufrimiento, y por ello son los contextos donde trabajamos habitualmente.





QUÉ HACEMOS

Cuando un grupo humano es golpeado por la guerra, la violencia o la inestabilidad social, o el país en el que vive es frágil debido a la falta de recursos, la falta de acceso a los servicios de salud se convierte en algo generalizado: esto significa que muchas personas no podrán ir al médico cuando lo necesiten, por muy grave que sea su estado. La atención que proporcionan nuestros equipos intenta cubrir las necesidades más urgentes, tanto en los diferentes niveles de la atención médica (desde la primaria a la hospitalaria, pasando por la comunitaria) como a través de actividades de gran impacto en la salud, como las relacionadas con el agua y el saneamiento.






CÓMO NOS FINANCIAMOS

Somos una organización independiente: evaluamos libremente las necesidades de las poblaciones en crisis y decidimos también libremente qué asistencia les proporcionamos, sin estar condicionados por los intereses políticos, económicos o religiosos de los países donantes de fondos u otros grandes financiadores. Para ello, necesitamos independencia financiera, y por eso, la mayor parte de nuestros fondos son privados: proceden de las aportaciones de casi seis millones de socios y colaboradores particulares en todo el mundo, de los cuales más de 425.000 provienen de España.
El 90% de nuestros ingresos son de origen privado, y el resto corresponde a organismos públicos, como las agencias de ayuda humanitaria de algunos Gobiernos o de la Unión Europea. No tenemos ánimo de lucro: no generamos beneficios para nosotros mismos, y destinamos los fondos recibidos a nuestra misión social –acción médica y testimonio– y a las tareas de administración y captación de recursos necesarias para cumplirla.
Nuestra sólida estructura financiera nos permite lanzar intervenciones de emergencia sin tener que esperar a la movilización de los países donantes o de la sociedad, algo que puede no llegar a ocurrir en el caso de crisis olvidadas. Además, no aceptamos fondos que estén en contradicción con nuestra misión social y nuestro código ético (por ejemplo, de los Gobiernos implicados en un determinado conflicto). Por esta razón, toda financiación pública se examina caso por caso, así como la de fundaciones y empresas que puedan tener intereses en un determinado contexto.
Basamos la captación de fondos en las necesidades que vayamos a cubrir, según nuestras propias evaluaciones directas. Además, respetamos escrupulosamente el deseo de los donantes que deciden asignar su aportación a un proyecto o emergencia específicos; y si por alguna razón no pudiéramos respetarlo, nos comprometemos a pedir autorización a cada donante para destinar esos fondos a otros proyectos. Así ocurrió tras el tsunami de 2004: el desastre movilizó a la sociedad mundial y MSF recibió más fondos de los que iba a ser capaz de gastar como organización de emergencias, por lo que suspendió la recaudación y dio la opción a los donantes de reasignar sus aportaciones a otras crisis o recuperarlas si así lo deseaban.
Nuestras finanzas están sometidas a estrictas supervisiones internas y externas: nuestras cuentas son auditadas y evaluadas por diferentes entidades nacionales e internacionales, y nuestros informes son públicos: somos muy estrictos con la ética del gasto y rendimos cuentas de forma detallada. Este ejercicio constante de evaluación, además de construir nuestra transparencia, nos permite mejorar la pertinencia y calidad de todo lo que hacemos.



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