Sobre el terso cristal de malaquita
que aprisiona el soberbio panorama,
el carcaj de la aurora se derrama
y el bridón de los Andes se encabrita
Su ala de nieve la leyenda agita,
muerde las islas una roja llama,
y de la olá el sonoro pentagrama
el hachazo del viento decapita.
Sofrena el sol su cuadriga en el Lago,
Salpicando de lumbre los neveros,
Y en el lomo de fuego del endriago.
Emergen de la bruma del passado,
la sombra de los Incas y guerreros,
bajo el palio de un cielo constelado.
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