Poema 15
Me gustas cuando callas porque estás como ausente
y me oyes desde lejos y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma
y te pareces a la palabra melancolía;
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio,
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa basta.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.
Pablo Neruda
y me oyes desde lejos y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma
y te pareces a la palabra melancolía;
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio,
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa basta.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.
Pablo Neruda
Amor Eterno
Podrá nublarse el sol eternamente;
podrá secarse en un instante el mar;
podrá romperse el eje de la tierra
como un débil cristal.
podrá secarse en un instante el mar;
podrá romperse el eje de la tierra
como un débil cristal.
¡Todo sucederá! Podrá la muerte
cubrirme con su fúnebre crespón;
pero jamás en mí podrá apagarse
la llama de tu amor.
Gustavo Adolfo Bécquer
cubrirme con su fúnebre crespón;
pero jamás en mí podrá apagarse
la llama de tu amor.
Gustavo Adolfo Bécquer
EL BESO
Con candoroso embeleso
y rebozando alegría,
me pides morena mía
que te diga… ¿Qué es un beso?
y rebozando alegría,
me pides morena mía
que te diga… ¿Qué es un beso?
Un beso es el eco suave de un canto,
que más que canto es un himno sacrosanto
que imitar no puede el ave.
que más que canto es un himno sacrosanto
que imitar no puede el ave.
Un beso es el dulce idioma
con que hablan dos corazones,
que mezclan sus impresiones
como las flores su aroma.
con que hablan dos corazones,
que mezclan sus impresiones
como las flores su aroma.
Un beso es…no seas loca…
¿Por qué me preguntas eso?
¡Junta tu boca a mi boca
y sabrás lo que es un beso!
¿Por qué me preguntas eso?
¡Junta tu boca a mi boca
y sabrás lo que es un beso!
Federrico Barreto
Te Amo
Me borraste del libro de tu vida,
más no tengo reproches que lanzarte;
si me llamé tuya y consentí en amarte,
no me muestro por ello arrepentida.
más no tengo reproches que lanzarte;
si me llamé tuya y consentí en amarte,
no me muestro por ello arrepentida.
No es perenne el amor, no hay fuerza
capaz de contemplarlo eternamente…
Tú y yo nos adoramos locamente, no
importa que haya sido una mañana.
capaz de contemplarlo eternamente…
Tú y yo nos adoramos locamente, no
importa que haya sido una mañana.
Dulce huella en mi espíritu has dejado
por que en mi corazón ¡Oh mi bien
amado!
no se abrieron las rosa de estío..
por que en mi corazón ¡Oh mi bien
amado!
no se abrieron las rosa de estío..
Yo no quiero no debo reprocharte,
porque espero algún día perdonarte
y llamarte de nuevo, amado mio.
porque espero algún día perdonarte
y llamarte de nuevo, amado mio.
Rosario Sansores (México)
Yo no quiero que nadie me consuele
si me mata la fuerza de tu amor…
Si me matan los besos insaciables,
Fervorosos, ardiente que te doy.
si me mata la fuerza de tu amor…
Si me matan los besos insaciables,
Fervorosos, ardiente que te doy.
Quiero yo que te invadan la tinieblas
cuando ya para mi no salga el sol.
Quiero yo que sucumbas y enloquezca,
¡loca sí, muerta sí, te quiero yo !
cuando ya para mi no salga el sol.
Quiero yo que sucumbas y enloquezca,
¡loca sí, muerta sí, te quiero yo !
Mi querida, mi bien, mi soberana,
mi refugio, mi sueño, mi caudal,
mi laurel, mi ambición, mi santa madre…
¡y todavía más!
mi refugio, mi sueño, mi caudal,
mi laurel, mi ambición, mi santa madre…
¡y todavía más!
Pedro B. Palacios (Argentina)
Despedida
Quizás te diga un día, que dejé
de quererte, aunque siga
queriéndote más allá de la
muerte ;y acaso no comprendas
en esta despedida, que, aunque
el amor nos une,
nos separa la vida.
Quizás te diga un día que se
me fue el amor,
y cerraré los ojos para amarte
mejor, porque el amor nos
ciega, pero vivos o muertos,
nuestros ojos cerrados, ven
mejor que estando abiertos.
Quizás te diga un día, que
dejé de quererte, aunque siga
queriéndote más allá de la
muerte; y acaso no
comprendas en esa
despedida, que nos
quedamos juntos
para toda la vida.
de quererte, aunque siga
queriéndote más allá de la
muerte ;y acaso no comprendas
en esta despedida, que, aunque
el amor nos une,
nos separa la vida.
Quizás te diga un día que se
me fue el amor,
y cerraré los ojos para amarte
mejor, porque el amor nos
ciega, pero vivos o muertos,
nuestros ojos cerrados, ven
mejor que estando abiertos.
Quizás te diga un día, que
dejé de quererte, aunque siga
queriéndote más allá de la
muerte; y acaso no
comprendas en esa
despedida, que nos
quedamos juntos
para toda la vida.
José Angel Buesa
Dice El
Le pedí una mirada, y al mirarme
brillaba en sus pupilas la piedad,
y sus ojos parecen que decían;
¡No puedo darte más!.
Le pedí un beso, ¡Un beso! y al dejarme
sobre sus labios el amor gustar,
su cuerpo contra el mío,
me decía:
¡No puedo darte más!
brillaba en sus pupilas la piedad,
y sus ojos parecen que decían;
¡No puedo darte más!.
Le pedí un beso, ¡Un beso! y al dejarme
sobre sus labios el amor gustar,
su cuerpo contra el mío,
me decía:
¡No puedo darte más!
Le pedí, en una súplica suprema,
que me diera su ser… y al estrechar
su cuerpo contra el mío me decía:
¡No puedo darte más!
que me diera su ser… y al estrechar
su cuerpo contra el mío me decía:
¡No puedo darte más!
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